martes, 26 de enero de 2016

Fantasmas del pasado todavía presentes

Esta ruta es presentada por Molarte como secuela del tour de Almas de Sevilla, con nuevos casos y algunos testimonios de testigos recogidos en diversas grabaciones. Aunque la ruta fue de menor duración que la anterior, el recorrido fue más extenso, desde la calle Laraña hasta la iglesia de San Marcos.


Partiendo desde Laraña, el grupo fue a la estrecha calle Espíritu Santo, donde se habló de las monjas emparedadas, una clase de suicidio que llevaban a cabo para expurgar sus pecados. Una vez encerradas en el cubículo, acababan muriendo o recibiendo alimento a través de un orificio que daba a la calle, desde donde atendían a personas que querían confesar sus pecados. Este orificio solo le era brindado a algunas monjas afortunadas.

Desde ahí, el grupo fue al palacio de los marqueses de Algaba, un edificio mudéjar abandonado actualmente y muy afectado por el tiempo. El guía dijo que se planeaba llevar a cabo una investigación paranormal en el edificio, pues muchos vecinos afirmaban ver figuras cruzando las ventanas, y durante una obra de reforma que nunca llegó a ser terminada, los obreros dijeron haber visto una presencia femenina rondando por el palacio a altas horas de la noche. A parte, se sabe que hay personas sensitivas que se sienten incómodas al pasar cerca del palacio.

Palacio de los marqueses de Algaba en la actualidad. - A.M.M.

La siguiente parada del recorrido fue la calle San Luis, junto al polideportivo, que hasta hace relativamente poco, era un solar en obras. La calle tenía gran cantidad de edificios sin habitantes, y la explicación residía en aquel solar en el centro de la calle: se descubrió hace unos años que antes había sido una posada romana. Después, se convirtió en una institución mental, y más tarde, en un colegio que fue demolido, siendo descubierta una cripta en su sótano. Los testimonios que el guía presentó al grupo hablaban de sombras que se movían, de sensación de estar acompañado, de luces flotantes en la oscuridad...
Los obreros que estuvieron presentes en la construcción del polideportivo afirmaban que cuando dejaban la caja de herramientas cerrada en lo alto de la grúa, volvían a la mañana siguiente para encontrar las herramientas tiradas en el suelo y la caja, todavía sobre la grúa, cerrada. La desaparición de materiales de trabajo, la presencia de sombras y ruidos extraños hicieron de aquella obra un infierno para los albañiles.
Los habitantes de la calle Mercurio, también cercana al polideportivo, también fueron testigos de un suceso extraño involucrando a aquellas sombras: un vecino que vivía solo siempre comentaba que había sombras que intentaban entrar en su casa, pero que nunca le encontrarían. Tiempo después, apareció muerto en su domicilio, con un cuchillo clavado en su corazón. La peculiaridad del suicidio es que corrió hacia la pared para asestarse el fatal golpe con el arma blanca, rompiendo el corazón por la mitad.
Como curiosidad, el guía apuntó que aquel polideportivo era el único de su cadena en tener un hilo musical en los vestuarios.


Iglesia de San Marcos - A.M.M.
El grupo fue conducido por la calle San Luis hasta llegar a la Iglesia de San Marcos, aunque esta no fuese el centro del siguiente hecho: frente a la iglesia, hay una sede del conservatorio de Sevilla. De su interior, llegan testimonios de apariciones, poltergeist involucrando los instrumentos musicales y fotografías de las ventanas en las que se pueden apreciar rostros humanos.
Algunos asistentes tomaron fotografías de la ventana mostrada por el guía, y uno de ellos encontró un rostro similar al de la fotografía original en la imagen que acababa de tomar.


Ventana del conservatorio - A.M.M.

Fue junto a la misma iglesia donde el guía dio a conocer el último suceso de la visita: apariciones en el hospital de las Cinco Llagas, y sucesos que atrajeron al mismísimo equipo de Cuarto Milenio al lugar. La más conocida es la de una monja que aparece a los pies de la cama de los enfermos graves justo antes de que los mismos fallezcan. Los testimonios de trabajadores del centro informan sobre ascensores que bajan solos al sótano, sombras en los pasillos y la sensación de estar acompañado constantemente.


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